ANÁLISIS DE LA POLÍTICA ACTUAL

Sólo la crítica y la profundidad en el análisis de nuestro mundo nos devolverá el sentido último de la realidad y de nuestra existencia

sábado, 30 de enero de 2010

Mar gruesa. El hijoputa

El hijoputa normalmente es un ser extraño, privativo e incluso vecino. Nadie llama hijoputa, un poner, a Berlusconi, lejano, solo y herido. Los hijoputas son gente más próxima, como más de andar por casa. Normalmente los hijoputas no tienen a ninguna madre que trabaje en el “Scándalo”, ni siquiera a madres inmigrantes que sepan hacer griegos o franceses. Los hijoputas son personas normales a pesar de ser calificados como hijoputas. Su normalidad es algo intrínseco a todo ser humano, por lo que podríamos considerar que, en algún momento de nuestra vida, cada uno de nosotros ha podido ser tildado de hijoputa por alguien. ¡Y hay de aquel que diga lo contrario y pretenda mantenerse núbil! El hijoputa generalmente es una persona que no hace hijoputadas pero la percepción que de ello tienen los demás no es la misma. Si a un hijoputa se le ocurre hacer algo que está mal, evidentemente será tildado de semejante guisa con todo merecimiento, pero lo habitual es que el hijoputa no se dé cuenta. Los hijoputas son personas despistadas. ¡Ay, que no me he dado cuenta, usted perdone! Porque si te das cuenta, ya las cosas cambian. Freud diría que inconscientemente se proyecta sobre la madre del menda su tendencia a hacer el mal porque la madre es el origen, la causahabiente de haber tenido a semejante canalla. ¡Ay la madres, siempre víctimas propiciatorias de todos los males de la humanidad!
Cuando la señora Aguirre, tan chulapa ella, ha llamado hijoputa a alguien lo ha hecho sin querer. Y menos ha querido decirle hijoputa a Gallardón. Al que según ella habría que considerar seguramente como presunto. La señora Aguirre no piensa en hijoputas cuando llama hijoputa a alguien. Es algo que se hace inconscientemente, como sin querer. Desde luego que no era Gallardón en el que estaba pensando a pesar de que éste pueda sentirse por aludido. El que se pica ajos come. Al parecer, en política hay mucho hijoputa suelto, pero son hijoputas que no quieren serlo y, además, tienen unas madres encantadoras, que ni entienden de estas cosas, y seguro que hacen ganchillo todos los domingos por la tarde. Hacer ganchillo impide que nadie llame a la madre de un supuesto hijoputa como tal. Se vacunan, lo decía Tip.
Es un uso incorrecto del término el que habitualmente se hace de él. La RAE admite este término como mala persona, pero un hijoputa es algo más disolvente. Y es normal que así sea. De modo que yo creo que, primero, no hay hijoputas, que se sepa; segundo, el término no está bien empleado. ¿Qué tendrá que ver la madre de Gallardón con Caja Madrid? Un poner.

martes, 19 de enero de 2010

Mar gruesa. Llamazares y su doble

Hace unos años el escritor norteamericano Paul Auster puso de moda el tema del doble con un atractivo personaje de su novela "Ciudad de cristal" que repetía una y otra vez sin solución de continuidad que era Peter Stillman pero no era Peter Stillman. Esto de querer saber quiénes somos siempre ha sido una pregunta difícil de contestar. Los que están en el psiquiátrico se la hacen con frecuencia y, a lo peor, por eso están allí.
Los que estamos en otro espacio para la mirada interior tendemos a no preguntárnoslo porque no queremos caer en la melancolía. Y si no que se lo pregunten a aquel famoso político que, en medio de una reunión de su partido, espetó a sus compañeros: ¿se puede saber quiénes somos de los nuestros? Es un problema en los partidos políticos saber quiénes son de los suyos: la búsqueda de la identidad perdida.
El querer saber quiénes somos siempre ha sido un problema de difícil acierto. Pero a Llamazares, ese médico comunista en horas bajas, se lo han desentrañado súbitamente: Llamazares es el peligroso terrorista Bin Laden. El FBI, tan dado a averiguar la identidad de los faltos de identidad, ha conseguido que Llamazares alcance la suya. Por fin nos hemos enterado de que Llamazares en realidad no es Llamazares. Lo dicen los americanos, que ya saben ustedes que son personas muy perspicaces.
A veces enterarse con certidumbre de nuestra identidad puede resultar incluso comprometido. Y así, al bueno de Llamazares, lo han puesto en el ojo del huracán, que es ese ojo que no tiene niña, de la política internacional. Todo lo cual, que podrá viajar por el país que quiera sin que lo confundan.
Oiga, que yo no soy ése, que soy el otro, el comunista. Ah, pues usted perdone, es que como lo han dicho los americanos.
A Llamazares, el médico bueno, le han descubierto una identidad perdida de ojos grandes y cabello rizado canoso, una identidad de árabe andaluz, una identidad del Al-Andalus. Ahora ya no necesita preguntarse por la identidad de Izquierda Unida.

viernes, 8 de enero de 2010

MAR GRUESA. BUENOS PROPÓSITOS

Este año 2010 nuestros políticos han decidido tener buenos propósitos: dejarán las diferencias irreconciliables a un lado y remarán todos en una misma dirección para sacar al país de la crisis. Mariano ha decidido exponer medidas concretas, con pactos reales y serios que favorezcan la senda del crecimiento de la economía española. No dirá más que el presidente del gobierno es un mentiroso ni lo insultará en público diciéndole que es un bobo solemne. Como medida ética impedirá que en su partido se compre nadie un traje y, desde ahora, todos irán con jerséis a lo cuello de pato.
Por su parte, Zapatero dirá que la crisis existe (¡Vaya si existe! Y reconocerá lo que ha hecho mal hasta ahora) y que la oposición es la mejor del mundo, responsable, concienzuda y progresista (patriotas de hojalata no). Invitará a Mariano todos los días a la Moncloa a comer y ambos serán más amigos que marranos. Las diferencias ideológicas, que no son tantas, se quedarán para mejor ocasión.
También los empresarios darán ejemplo y se bajarán el sueldo y reconocerán que se han dado cuenta al fin de que el despido libre es pan para hoy y hambre para mañana y que, en realidad, siempre han apostado por el pleno empleo y los contratos fijos por tiempo indefinido. Las centrales sindicales no convocarán (si es que alguna vez convocaron) huelgas de ningún tipo porque las huelgas sólo conducen a la melancolía y sus liberados se dedicarán a hacer cosas notables. Pedro J. dejará ya de una vez la kangoo y el 11M y el caso Faisán, esa historia de los etarras para cargarse a un ministro. Desde ahora Pedro J. se dedicará a criticar cosas serias y, como es demócrata, a las tertulias de su televisión invitará a mitad y mitad y no cuarto y mitad. El periódico progresista dejará de apoyar al gobierno le dé o no privilegios televisivos y olvidará que es una empresa que también gana o pierde dinero. La Iglesia, a partir de ahora, se ha propuesto comprender a los seres humanos y luchar por erradicar la miseria, la pobreza y la desigualdad; y los periodistas vendidos a sus grupos respectivos, ya no pensarán en el sueldo y criticarán lo que en conciencia crean. ¡Qué felices vamos a ser con esta sociedad libre, democrática y sensata!