ANÁLISIS DE LA POLÍTICA ACTUAL

Sólo la crítica y la profundidad en el análisis de nuestro mundo nos devolverá el sentido último de la realidad y de nuestra existencia

viernes, 13 de diciembre de 2013

MAR GRUESA

El presidente Artur Mas anuncia la fecha y preguntas de la consulta



INDEPENDENCIA


F. MORALES LOMAS


Ayer se escenificó un acto anunciado: el comienzo de la independencia.
Un grupo de políticos nacionalistas iluminados, con perentoria solemnidad y como si dieran comienzo a las fiestas de la Mercé, principiaron el proceso con estas dos preguntas: “¿Quiere usted que Cataluña sea un estado?” “¿Quiere usted que Cataluña sea un estado independiente?”
La novedad está en las preguntas porque ya sabemos de antiguo que tanto el nacionalismo español como el nacionalismo catalán se han estado siempre mirando de espaldas, azuzándose las emociones (que son invariablemente irracionales) y jugando al plebiscito de lo sublime e incorpóreo y no a la razón, que une a los pueblos.
La esencia del nacionalismo, como dijo Ortega y Gasset, es la negación del otro, que no nos afecten las esperanzas o necesidades de los otros y se impugne la solidaridad con ellos para auxiliarlos en su afán. Se han azuzado los sentimientos para generar resentimientos. La historia es larga y tortuosa.
No obstante, a pesar de la perentoria osadía del acto de ayer, todavía queda mucho para llegar al de Lluis Companys el 6 de octubre de 1934, pero se va acercando el momento. Entonces se proclamó el estado catalán dentro de la República Española. Ahora se busca el estado catalán dentro de la Unión Europea.
En el perspicaz planteamiento de ambas preguntas, los redactores de las mismas quieren (al final del proceso) haber ganado algo. Son conscientes de que la independencia (ya lo dijo Pujol hace poco) es imposible pero sí buscan un primer paso: el reconocimiento de Cataluña como estado; acaso, como diría Companys, dentro del estado español o en una confederación con el estado español.
En el caso hipotético de que hubiera posibilidad de expresar una respuesta (Rajoy ha dicho que no habrá consulta), en las dos preguntas subyacen evidentemente sendas ideas: si la respuesta es positiva a ambas preguntas, se expresaría la voluntad de total autodeterminación y la ruptura de los lazos que siempre han existido. Desde luego, muy ingenuos deben de ser los políticos catalanes para pensar en esta posibilidad y las encuestas tampoco la auguran. Ahora bien, podría suceder que el electorado afirmara positivamente el sí a constituirse en estado y el no a ser un estado independiente. Lo que permitiría a los nacionalistas una negociación desde un estado de fuerza. Perciben una debilidad central en una situación de crisis y quieren aprovecharla.
Es evidente, como dice Giddens, que durante la época de crisis económica y social, los nacionalismos y los extremismos (el repunte de los fascismos es evidente en Europa) se dan la mano y tratan de convencer al electorado de que sus males económicos finalizarán si son independientes al albur de un idealismo sentimental de parvulario. Está claro que estamos ante una mentira histórica que puede estallar en las manos de su creador. El tiempo lo dirá.



domingo, 8 de diciembre de 2013





MAR GRUESA


El informe Pisa


F. MORALES LOMAS


Vivimos en un mundo dominado por la estadística, ese sucedáneo de las matemáticas.
Y la estadística nos dice que seguimos igual de “analfabetos” que siempre. En diez años apenas si ha habido variación con respecto al grupo de cabeza. Instalados en una cutre medianía, los jóvenes españoles son ni fu ni fa con respecto a los del resto del mundo.
Sin embargo, el informe demuestra muy a las claras que en España educación va ligada indefectiblemente a situación económica familiar. Y es que los pobres siempre han dado mucho juego en esto de las estadísticas. A menor ingreso los resultados de los jóvenes son peores y viceversa. ¿De dónde sacarán las familias humildes los honorarios de un profesor particular (no tienen para comer) ahora que se han cargado las clases de repaso en los centros? ¿Serán los padres sin apenas estudios de esos chicos los que estarán pendientes de sus tareas escolares a diario? Bastante tienen con intentar sobrevivir.
Murcia, Extremadura, Baleares y Andalucía a la cola del informe, tal como están a la cola del paro y de tantas otras cosas; y Navarra, País Vasco, Madrid… a la cabeza, como en tantas otras.
En el mundo llama la atención el cambio en el liderazgo por los asiáticos en detrimento de la joya de la corona, los finlandeses, que han sido barridos del primer puesto. ¿Qué les sucedió a los frígidos vikingos del norte cuando su modelo era el súper one, la panacea? Pues sencillamente que los asiáticos arrasan. Su competitividad es tal que han convertido a los jóvenes en rambos de la estadística y uno de Singhapur o de Hong Kong por tal de convertirse en el número uno del mundo es capaz de hacer lo que sea, hasta no dormir, hasta no comer, hasta parar el tráfico, hasta suicidarse. Uno de los países con mayor índice de suicidios de estudiantes de la estadística Pisa son los surcoreanos, se suicidan como chinches, sometidos como están a una presión atroz de las familias y la sociedad.
En España la estadística no funciona. La pareja de diletantes Wert y Gomedio se va a cargar la estadística definitivamente: más alumnos por clase, reducción de presupuestos generales, profesores con más número de horas y peor pagados, falta de inversión en clases de recuperación y apoyo, falta de perspectiva para solucionar los males de la educación, insuficiente participación de los padres… van a generar a la larga que la estadística acabe apoderándose de los alumnos españoles y nos convirtamos en los peruanos del informe Pisa, los últimos de la cola, ¡pobrecitos!, con lo bien que escriben Vargas Llosa y Bryce Echenique.


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