ANÁLISIS DE LA POLÍTICA ACTUAL

Sólo la crítica y la profundidad en el análisis de nuestro mundo nos devolverá el sentido último de la realidad y de nuestra existencia

miércoles, 24 de septiembre de 2014




MAR GRUESA

POR UN PUÑADO DE VOTOS

F. MORALES LOMAS


“Tengo unos principios pero, si no les gustan, estoy dispuesto a cambiarlos por otros”. El genio del humor, Groucho Marx, se movía en el ámbito de las metamorfosis inverosímiles y de los cambios de chaqueta ideológicos con ese paradigma de los principios traicionados que denunciaba de continuo en sus congéneres.
Rajoy ha decidido no aprobar la ley del aborto y matar dos pájaros de un tiro: el primero,  Gallardón, ese eterno aspirante a presidente de gobierno: caput. La negativa de seguir con la ley ha significado un alivio para muchas mujeres y los partidos de izquierda y una auténtica traición para los obispos y para las asociaciones que apoyaban a Gallardón, a que habían visto como un mesías de la infancia.
El Partido Popular tenía esta ley en su programa electoral como un principio irrenunciable de su ideología, católica, apostólica y romana. Desde el gobierno se había apoyado a Gallardón contra viento y marea. Estaban convencidos de actuar conforme a estos principios. Pero ya se sabe que los principios pueden ser cambiados por otros cuando haya necesidad de ello. Y el PP está necesitado de votos tras perder más de un catorce por ciento de electores. De modo que la estrategia electoral ha sido más fuerte que las ideas y la ley del aborto de Gallardón ha sido cambiada por un puñado de votos. Aunque no muchos, porque los que gana de un lado acaso los perderá de otro.
Llama la atención la facilidad que cambian de principios en un partido sin que las asociaciones antiabortistas le hayan saltado un ojo a nadie. Hasta hace un momento estas asociaciones decían y dicen que el aborto es un asesinato. ¿Dirán que el gobierno de la nación campa a sus anchas con el asesinato de niños inocentes?
Anoche las redes y las tertulias donde pululan sus afines echaban chispas. Y no es para menos. Rajoy deja a la conferencia episcopal y a sus compañeros de viaje tirados en la cuneta y a esos pobres niños ni se sabe en qué escombrera de la historia.
Las malas lenguas (en España abundan) dicen que ha sido el marido de doña Celia, aquella de “¡Vamos, vamos, Manolo... Coño. Al final el mío va a ser el último. No son más tontos porque no se entrenan!”  Sí, al parecer, las malas lenguas dicen que el marido le ha soplado al presidente: Mariano, esta ley solo nos ha traído problemas y Gallardón tiene cabreados a propios y extraños en el poder judicial. La jugada nos dice que si lo quitas del medio consigues varios objetivos a la vez.
Ignoro si todo esto será verdad. La única realidad es que el nacionalcatolicismo no ha ganado esta batalla. Quizá la razón esté en estas palabras del cardenal Rouco en una cena con periodistas: “El señor Aznar piensa que hacer caso a los obispos quita votos”. También Rajoy. Nunca es tarde.



viernes, 12 de septiembre de 2014




MAR GRUESA

LA DIADA

F. MORALES LOMAS


No comprendía Mairena que las masas son, entre otras cosas lamentables, una revelación de las ametralladoras. Y todavía más cuando los políticos, esos grandes manipuladores, las emplean como arma arrojadiza. Añade el bueno de Machado que si se tratase de construir una casa (no es este el caso), de nada nos aprovecharía que supiéramos tirarnos correctamente los ladrillos a la cabeza. Acaso tampoco, si se trata de gobernar a un pueblo, nos serviría de mucho la retórica con espolones. Por cierto, que hubo pocas masas a la puerta de Pujol.
En la política catalana y española hay demasiados ladrillos y muchos espolones con los que atacar. Lo de menos es el juicio, al que Hegel le dedicó todo un tratado. Desde 2010 una sociedad que andaba pacífica poco a poco comienza a elevar su indignación aupada por la crisis económica, el rechazo del Estatut y el paradigma de Escocia.
¿La Diada de 2014 hubiera sido tan numerosa sin la sentencia del Constitucional sobre el Estatut en 2010 o sin la coyuntura de la crisis económica y de Escocia?
Creo que no. La culpabilidad de ese distanciamiento tiene mucho que ver con la incapacidad de una clase política que no ha sabido acercar posturas y todo lo ha dejado al albur de los testículos. Con testosterona andamos siempre bastante sobraditos.
La corriente eléctrica de los sentimientos ha cortocircuitado. Cuando así sucede, los ingenieros eléctricos lo llaman cero a la tensión entre dos puntos. No existe contacto. Hace tiempo que la corriente eléctrica, ese fluido que debe existir en cualquier sociedad se ha roto. ¿Estamos en disposición de crear la luz o hundirnos en las sombras?
Durante la República Ortega y Gasset advirtió del independentismo catalán como uno de los grandes problemas de España. La clarividencia del filósofo no tiene parangón. Cuando todos creíamos que eran algunos vascos los que a través del tiro en la nuca se postulaban como serios aspirantes, llegan muchos catalanes y se manifiestan con ahínco, no ya para poder votar (esto es un primer paso, acaso un eufemismo) sino claramente por la independencia. Mientras tanto también los políticos independentistas vascos están a la espera.
La única vía es la negociación. Pero ¿qué se negocia en estas circunstancias?
Estamos en presencia de una tragedia griega en la que los héroes se han metido en un berenjenal del que ya es muy difícil salir. Cada uno es fiel a su destino trágico, a una postura defendida desde hace tiempo. Unos manejan los hilos hacia unos intereses, otros hacia otros. En mitad, la masa se manifiesta creyendo que un futuro de independencia le dará la paz, la estabilidad y el desarrollo económico que ahora no existe. Y es que las crisis económicas en estas coyunturas avivan esos deseos y crea paraísos artificiales alimentándolos.
No comprendía Mairena que las masas son una revelación de las ametralladoras y, en el campo de la política, el más superficial y aparente, sólo triunfa quien pone la vela donde sopla el aire. Jamás quien pretende que sople el aire donde pone la vela. 

sábado, 6 de septiembre de 2014


LOS TRABAJOS Y LOS DÍAS

LA PARADOJA DE LA IZQUIERDA

F. MORALES LOMAS


Estamos en época de cacería, que es tanto como decir, en época preelectoral. Un tiempo muy fecundo para todo tipo de dicterios, pendencias, invectivas y desprestigio del rival. Ya se sabe aquel dicho de “difama, que algo queda”. Por tanto, todo lo que digan los partidos políticos desde este momento hasta que se produzcan las elecciones es una especie de mentira consensuada, verdad a medias (la diga Agamenón o su porquero, etcétera) o ataques partidistas.
Las encuestas que se están publicando todo estos días sí muestran, sin embargo, una tendencia: el ascenso de los votantes de Podemos y el retroceso de todos los demás. Podemos se está convirtiendo en un peligro para la derecha y en un casi peligro o un aliado para el PSOE e IU, porque UpyD parece que va perdiendo fuelle a medida que pasa el tiempo, si no lo remedia su alianza con Ciudadanos.
Si esto que decimos parece una verdad incontrovertible también lo es que en el cómputo total del análisis de las encuestas se deduce que la izquierda avanza irremisiblemente conformando una amplia mayoría a una distancia de más de veinte puntos frente al PP y su pérdida constante de electores.
Ante esta coyuntura nos podemos encontrar el día de mañana que la mayor parte de los electores voten a izquierdas y, por su falta de entendimiento en cuestiones de política general, siga gobernando la derecha.
Es la paradoja a la que hacemos referencia. La izquierda siempre desunida, crítica, con riqueza y pluralidad en planteamientos, puntos de vista y formas de conseguir cambios en la sociedad no se pone de acuerdo para crear una alianza con fortaleza de cara a la ciudadanía. El líder de Izquierda Abierta, Gaspar Llamazares habla de un Frente de Izquierdas. Un forma de recordar al Frente Popular. Quizá los únicos que tendrían una mayor posibilidad de acuerdo son Podemos e IU, el diputado Garzón lo está intentando pero la novia o el novio Podemos no se deja arrastrar en esta vorágine preelectoral en la que todos pierden y ellos ganan.
En consecuencia, es mala época para alianzas: en los periodos preelectorales no se alía nadie porque en la actualidad hay una matanza y la necesidad de conseguir votos en el caladero que sea. Unos llamando a otros casta. Otros llamando a uno neocomunistas, chavistas, populistas... Hay ataques de todos los tipos y de todas las calañas. Con bayoneta calada o con puño al rostro directamente.
Llegará un momento, desde luego, en que todas estas celadas preelectorales dejen paso a acuerdos serios de gobierno y todos los partidos de izquierda, absolutamente todos, tendrán que ceder e introducir una serie de instrumentos de acuerdo si no quieren que las frustraciones de los ciudadanos se conviertan en una montaña insalvable.
Lo más importante es que sus críticas de ahora no sean tan terribles que luego les cause sonrojo desdecir lo dicho y bajarse los pantalones ante la ciudadanía. Algo que hacen los políticos con mucho arte. Cuidado con lo que dice señor político. Los ciudadanos tienen cada vez más memoria y youtube, facebook y twitter están ahí para recordar sus palabras y la traición a principios que ahora defienden con tanto ahínco.